CANCIONES DE CAMASTRO Y CUNA
PRIMEROS VERANOS DE LORCA
Este doble álbum empieza cuando, en junio de 2019, tengo un sueño en una de las celdas del Konvent Puntzero, durante una residencia de creación con Neus Borrell. Sueño que tengo entre manos un cancionero de Federico García Lorca, algo nuevo, poemas preciosos que nunca antes había leído de él. El libro lleva por nombre “Canciones de Camastro y Cuna”. Una portada rojo terracota con letras doradas y filigranas en los márgenes. Olor a madera y a librería de segunda mano. Precioso. En el sueño me dispongo a componer música para este nuevo cancionero que acabo de descubrir: ¡mi nuevo y ambicioso proyecto! De la ansiosa emoción que sentí me levanté de golpe, alcancé la libreta de la mesilla de noche y escribí, casi sonámbulo: “Canciones de Camastro y Cuna”.
De alguna manera supe que debía establecer una conexión con Federico más allá de su obra, una relación más intuitiva, casi espiritual, privada. Mi percepción de la obra de Lorca sin la obra de Lorca. Un acercamiento a lo popular, a la cultura que atraviesa la península, a mi ansiada Andalucía, a lo profundo y secreto de los versos de este onírico e íntimo amigo.
Auné obras que estaba componiendo en esa época, incluí composiciones anteriores (como “Granada”, de octubre de 2018) y compuse nuevas piezas bajo aquel sugerente título.
A finales de 2019 recibí por correo postal desde Granada, de parte de mi querido amigo Salva G. Ojeda, una carta junto a un libro. Conocedor de mi sueño y mi proyecto en cocción, Salvador encontró el tomo II de la antología “Primeros Versos, Poemas Inéditos” de Federico en un mercadillo granadino y decidió enviármelo, incitándome a componer música a partir de esos poemas de la juventud lorquiana. Poemas escritos entre 1918 y 1919 recogidos de sus libretas y apuntes personales, un Federico veinteañero, fresco y casi inocente, amante de la naturaleza y su belleza, intrépido y escurridizo.
Era perfecto, mágico, casi predestinado. Hasta la portada parecía la del sueño.
No tuve la menor duda. Me puse a trabajar.
Un año después llegó, otra vez de la mano de mi amigo Salvador, el libro que faltaba: el tomo I de “Primeros Versos, Poemas Inéditos” de Federico García Lorca. Seguí componiendo.
Una vez compuestas un buen número de canciones me percaté de que, casualmente, todos los poemas que había escogido musicar estaban escritos en verano. Buscando una manera de aunar ese repertorio bajo un título, mi querida amiga María Vera Avellaneda dio con la clave: “Primeros Veranos de Lorca”.
Es así como, cuando veo el trabajo completo, decido grabar y publicar este doble álbum que me ha llevado cinco años de trabajo, nocturno y diurno: “Canciones de camastro y cuna / Primeros veranos de Lorca”.
Os invito a hacer el viaje completo, a dejaros llevar por la posible confluencia onírica entre mi sueño y la juventud lorquiana. De Granada a Jaén; desde mi tierra actual, el Berguedà, hasta La Vega de Granada de principios del s.XX. Gloria a los Caminos y sueños de Canciones.
Bru Ferri, junio de 2023
